domingo, 29 de marzo de 2015

Abrazando la Muralla

Hace unas semanas nos avisaron desde el Ayuntamiento de Ávila que querían que participaramos en el abrazo a la muralla con motivo del V Centenario de Santa Teresa, La Santa.
Nos pusimos manos a la obra y decidimos hacerlo bien, como siempre, pero también de una manera muy visible ante la sociedad, pues no en vano, el acto merece la pena y, además, nosotros también estamos de celebración. La nuestra es muy insignificante al lado del V Centenario, pero bueno... ahí estamos cada anfitrión organizando lo suyo.
Cuando llegas a vivir a Ávila es cuando te das cuenta de quien es Santa Teresa. ¡Cómo se la quiere y, sobre todo, cómo se la siente!
El nombre de Teresa está presente en muchas familias y, ni que decir tiene, la de instituciones que hacen uso de dicho nombre. Sin ir más lejos la Casa Grande de Martiherrero, conocida desde sus orígenes como Centro de Educación Especial Santa Teresa. Ahora ya no es así, aunque sí que es cierto que la Santa está por todos los lugares de nuestra casa.
Les explicamos a un grupos de chicos y chicas lo que ibamos a hacer y como siempre les pareció una idea estupenda. Todo lo que sea salir de la rutina es algo que les entusiasma y les crea expectativas.
Daba gusto verles en los Cuatro Postes con sus chubasqueros rojos, con el logotipo de la Casa Grande y además cada uno con una letra muy visible sobre su pecho que les hacía personas individuales. Pero eso sí, cuando juntaban sus manos se ponían de frente, aparece una leyenda: "La Casa Grande de Martiherrero". Esta leyenda les une, y les hace ser un colectivo y les identifica.
Allí se hicieron unas fotos maravillosas y se vivieron momentos muy emotivos. Luego rápido se llegó al sitio designado: la calle San Segundo, puerta de la Catedral. Allí se situaron y se mezclaron con los ciudadanos de Ávila. Se les veía bien, pues el rojo llama la atención. Participaron en la algarabía de la ciudad de Ávila, que por unos momentos vio como el perímetro de la muralla estaba más vivo que nunca, lleno de rostros expresivos, con vida y alegres y expectantes ante el hecho que se estaba llevando a cabo y del cual eran partícipes.
¡Chicos, chicas, otra cosa para contar! Y así van pasando los días y no paramos. Eso sí, pediremos a la Santa que nos ayude durante todo este año para que todos nuestros actos de los 50 años de la Casa Grande, salgan bien y os hagan disfrutar, pero sobre todo, para que veáis que de vez en cuando "la vida tiene un color especial".