lunes, 30 de noviembre de 2015

Acto de nombramiento de Embajadores de la Casa Grande

A lo largo de 2015 la Casa Grande de Martiherrero ha tenido una actividad muy notoria dentro de la sociedad, pero es cierto que ha habido algunos momentos muy significativos para la propia Casa. Lo sucedido el día 27 de noviembre en el teatro Caja de Ávila ha pasado por encima de nuestros propios sueños y de todas nuestras expectativas.
El acto de nombramiento de Embajadores lo hemos tenido siempre muy claro, sabíamos lo que queríamos y el significado que tenía esta palabra de embajador. También siempre tuvimos muy claro quienes tenían que ser los primeros, tanto por el perfil que pedíamos como por el que tenían los seleccionados. Sólo había que planearlo, organizarlo y, luego, realizarlo. Siempre quisimos un acto institucional a la vez que cercano, un acto sobrio pero hecho con una elegancia exquisita, un acto realizado con buen nivel profesional y, por último, que también estuviera lleno de humanidad. ¡Y lo conseguimos, vaya que si lo conseguimos! Para ser el primero, salió fantásticamente, pero tenemos que matizar cosas. No importa, porque vendrán muchos más, dado que esto no acaba nada más que de empezar. Pasarán años y, vendrán más, y los embajadores serán una figura institucionalizada de la Casa Grande, un título con peso y que dignificará a quien lo lleve.
Comenzó el acto con las palabras de introducción de Patricia Carrera, una profesional de la comunicación, que aprendió lo que era el mundo de las discapacidades y que luego nunca se olvidó de ellos; los metió en su vida, en todas sus facetas. Por eso empatizó de manera rápida con Pedro y Juan Carlos, ¡qué bien lo hicieron los dos! Pedro con soltura y simpatía, como es él. Juan Carlos con seriedad y mucha serenidad, sabiendo muy bien lo que hacía como pasa con todo lo que se propone.
Luego actuó el coro de la Casa Grande ¡qué guapos estaban vestidos pero, sobre todo, fueron muy profesionales!Lo fueron por su aspecto físico y por las cualidades que demostraron. En ese momento comprendí que el coro de la Casa Grande será un pilar fuerte para un futuro. Tienen capacidad para ello y hay alguien que tiene la fórmula para desarrollarlas: Fernando Martín. Cuanta paciencia,, cuanta habilidad y cuanta madera de maestro tiene. ¡Qué bonito fue soñarlo y que maravilloso está siendo conseguirlo! aunque como tu dices, hay un largo camino, pero vale la pena intentarlo, solo hay que intentarlo mucho y caer también varias veces.
Después vimos los vídeos: el institucional, por el que definitivamente la sociedad valoró y vió lo que se hace en la Casa Grande, el vídeo que recibio el Papa Francisco en el que los chicos hablaron desde el corazón y con mucho sentimiento a su interlocutor y, por último, el vídeo del Vaticano, el que más se había visto en los medios de comunicación por el encuentro con el Papa Francisco. Resultó impresionante ver los tres vídeos seguidos, fue observar un año en unos minutos, muchos recuerdos, muchas emociones y mucha fuerza para seguir haciendo lo que llevamos tiempo practicando pero desde el silencio. ¡Gracias VIDICAM, gracias a Jesús y a Marga por haber sabido demostrar con corazón y profesionalidad cómo es la vida en esta Casa y, sobre todo, como son los que viven en ella!
A continuación vino el acto más importante y emotivo de la tarde: nombramiento de los Embajadores: Carlos Sastre, Pilar Rodríguez, Gonzalo González de Vega y Mª Ángeles Ortega. Subieron uno a uno, recibieron la beca, el diploma, la cajita de madera y la insignia como marca distintiva de pertenencia a un grupo, de pertenencia a la Casa Grande de Martiherrero. Todo ello entregado por profesionales y chicos de la Casa. Se proyectaron fotos de cada uno de los embajadores y se comentó su biografía observándose que ya desde pequeños poseían cualidades que les hacían ser gente buena, responsables y serviciales para con los demás. Cuatro profesionales entregados a causas ajenas y difíciles, cuatro personas que saben trabajar en equipo y para los demás, cuatro hombres y mujeres que nos buscan el éxito en solitario sino que lo comparten. Definitivamente es todo un orgullo tenerles de embajadores, como me imagino que también para ellos será una gran responsabilidad representar a la Casa Grande de Martiherrero. Representan a 130 personas desde la integridad, igualdad, diálogo, tolerancia y compromiso.
Luego hubo canciones con el coro y fotos de familia y, sobre todo, hubo y estuvo un público extraordinario: los chicos y sus familias, los profesionales con sus familiares y amigos y, además, personas de la ciudad de Ávila que nos querían conocer, y, por último, autoridades y personalidades de la sociedad abulense. Gracias a todos por acompañarnos y por sus comentarios llenos de emotividad y de sincero reconocimiento a lo que desde hace mucho tiempo venimos realizando aunque no fuera tan visible.
Señores, ser amigos de la Casa Grande de Martiherrero, es un orgullo, pero además ser su embajador es un provilegio que solo poseen algunos. De momento lo son cuatro personas y eso, yo creo que debe de imprimir caracter para el futuro.