miércoles, 23 de diciembre de 2015

LA MAGIA DE CANDELA



Hola Candela, no nos conocemos de nada, ni nadie nos ha presentado, pero aún así, ya te considero alguien querido en nuestra Casa. Llegaste una tarde a primera hora, sé que venias expectante ( no asustada) ante algo desconocido para ti, a un lugar al que muchos nunca se han atrevido, ni han querido venir, no solo por su dureza sino porque hay personas que prefieren mirar para otro lado. Pero tu no eres así Candela, aunque no te conozco, lo intuyo. Tienes muy pocos años, en concreto 10 y decidiste pasar una tarde en la  Casa Grande con y junto a las personas que la habitan.

Sé que entraste con la timidez que caracteriza a las personas de tu edad, lógicamente venias acompañada de gente que te quiere. No tenías miedo por lo que ibas a ver, solo preocupación por si no te salían bien las cosas y no estabas a la altura de como a ti te gusta hacerlo.  La expresión de tu cara al entrar era muy diferente a la que tenías cuando te marchaste. Fuiste pasando por los diferentes talleres de nuestro centro de día y poco a poco te afianzaste en la situación en la que te encontrabas. Las agujas del reloj iban corriendo y tú tenías una actitud cercana, sincera, vivaracha y muy espontánea. ¡Lo hiciste muy bién , como una auténtica profesional! Tu público era muy especial y,….  ¿ sabes una cosa, Candela? Pasarán los años, crecerás, te harás adulta y…. cuando sigas demostrando tu arte ante determinados grupos de personas… pues entonces, Candela, siempre vendrá a tu memoria esa primera vez que hiciste magia ante los chicos y chicas de la Casa Grande de Martiherrero.

Estoy convencida de que a partir de ahora cuando vayas por la calle, habrá alguien que pasará a tu lado y te dirá hola llamándote por tu nombre. Tú a lo mejor no le recuerdas pero esa persona a ti sí, porque en esta Casa has dejado un recuerdo imborrable. Candela, les has hecho felices con tus juegos, tus sorpresas y tu arte. Fue una tarde maravillosa para ellos y me imagino que sorprendente para ti. Ahora, a tu corta edad, ya sabes cómo son las personas con capacidades psíquicas diferentes. Son como tú pero no han tenido tanta suerte como la tuya. La vida no les ha sonreído tanto y por eso les cuesta muchísimo, conseguir lo que se proponen y les gustaría tener.

Sé que te marchaste muy contenta y emocionada por esas horas tan especiales y, además, porque todo te salió bien. Conectaste muy bien con tu público y empatizaste con ellos y todos ellos, contigo. ¡Qué grande eres Candela y que corazón más especial tienes! Estoy convencida de que la próxima vez que vuelvas ya no necesitarás que te acompañe nadie, ¿sabes por qué? Pues porque aquí dejaste amigos y admiradores, dejaste personas que dibujaron tu cara dentro de su alma y para siempre. Se quedaron impresionados por tu arte, tu buen hacer y por tu cercanía. Una niña de tu edad que decide pasar una tarde creando sonrisas a través de tu magia, es digna de ser admirada, respetada y querida. Nunca pierdas la inocencia ni esa actitud tan sincera que te hace pensar en los otros, en los que lo tienen un poquito mas complicado.

Gracias Candela, gracias por venir y, sobre todo, gracias por quedarte para siempre dentro de esta Casa Grande. Espero conocerte pronto para poder darte un abrazo y que me deleites con tu arte, con esa magia que me han dicho que cuando la realizas, ilumina tu cara y hace que tus ojos brillen con una luz intensa, tanto, tanto como la espontaneidad y solidaridad que tienes.

Un besazo enorme Candela y…..  FELIZ NAVIDAD.