A lo largo de 2015 la Casa Grande de Martiherrero ha tenido una actividad muy notoria dentro de la sociedad, pero es cierto que ha habido algunos momentos muy significativos para la propia Casa. Lo sucedido el día 27 de noviembre en el teatro Caja de Ávila ha pasado por encima de nuestros propios sueños y de todas nuestras expectativas.
El acto de nombramiento de Embajadores lo hemos tenido siempre muy claro, sabíamos lo que queríamos y el significado que tenía esta palabra de embajador. También siempre tuvimos muy claro quienes tenían que ser los primeros, tanto por el perfil que pedíamos como por el que tenían los seleccionados. Sólo había que planearlo, organizarlo y, luego, realizarlo. Siempre quisimos un acto institucional a la vez que cercano, un acto sobrio pero hecho con una elegancia exquisita, un acto realizado con buen nivel profesional y, por último, que también estuviera lleno de humanidad. ¡Y lo conseguimos, vaya que si lo conseguimos! Para ser el primero, salió fantásticamente, pero tenemos que matizar cosas. No importa, porque vendrán muchos más, dado que esto no acaba nada más que de empezar. Pasarán años y, vendrán más, y los embajadores serán una figura institucionalizada de la Casa Grande, un título con peso y que dignificará a quien lo lleve.
Comenzó el acto con las palabras de introducción de Patricia Carrera, una profesional de la comunicación, que aprendió lo que era el mundo de las discapacidades y que luego nunca se olvidó de ellos; los metió en su vida, en todas sus facetas. Por eso empatizó de manera rápida con Pedro y Juan Carlos, ¡qué bien lo hicieron los dos! Pedro con soltura y simpatía, como es él. Juan Carlos con seriedad y mucha serenidad, sabiendo muy bien lo que hacía como pasa con todo lo que se propone.
Luego actuó el coro de la Casa Grande ¡qué guapos estaban vestidos pero, sobre todo, fueron muy profesionales!Lo fueron por su aspecto físico y por las cualidades que demostraron. En ese momento comprendí que el coro de la Casa Grande será un pilar fuerte para un futuro. Tienen capacidad para ello y hay alguien que tiene la fórmula para desarrollarlas: Fernando Martín. Cuanta paciencia,, cuanta habilidad y cuanta madera de maestro tiene. ¡Qué bonito fue soñarlo y que maravilloso está siendo conseguirlo! aunque como tu dices, hay un largo camino, pero vale la pena intentarlo, solo hay que intentarlo mucho y caer también varias veces.
Después vimos los vídeos: el institucional, por el que definitivamente la sociedad valoró y vió lo que se hace en la Casa Grande, el vídeo que recibio el Papa Francisco en el que los chicos hablaron desde el corazón y con mucho sentimiento a su interlocutor y, por último, el vídeo del Vaticano, el que más se había visto en los medios de comunicación por el encuentro con el Papa Francisco. Resultó impresionante ver los tres vídeos seguidos, fue observar un año en unos minutos, muchos recuerdos, muchas emociones y mucha fuerza para seguir haciendo lo que llevamos tiempo practicando pero desde el silencio. ¡Gracias VIDICAM, gracias a Jesús y a Marga por haber sabido demostrar con corazón y profesionalidad cómo es la vida en esta Casa y, sobre todo, como son los que viven en ella!
A continuación vino el acto más importante y emotivo de la tarde: nombramiento de los Embajadores: Carlos Sastre, Pilar Rodríguez, Gonzalo González de Vega y Mª Ángeles Ortega. Subieron uno a uno, recibieron la beca, el diploma, la cajita de madera y la insignia como marca distintiva de pertenencia a un grupo, de pertenencia a la Casa Grande de Martiherrero. Todo ello entregado por profesionales y chicos de la Casa. Se proyectaron fotos de cada uno de los embajadores y se comentó su biografía observándose que ya desde pequeños poseían cualidades que les hacían ser gente buena, responsables y serviciales para con los demás. Cuatro profesionales entregados a causas ajenas y difíciles, cuatro personas que saben trabajar en equipo y para los demás, cuatro hombres y mujeres que nos buscan el éxito en solitario sino que lo comparten. Definitivamente es todo un orgullo tenerles de embajadores, como me imagino que también para ellos será una gran responsabilidad representar a la Casa Grande de Martiherrero. Representan a 130 personas desde la integridad, igualdad, diálogo, tolerancia y compromiso.
Luego hubo canciones con el coro y fotos de familia y, sobre todo, hubo y estuvo un público extraordinario: los chicos y sus familias, los profesionales con sus familiares y amigos y, además, personas de la ciudad de Ávila que nos querían conocer, y, por último, autoridades y personalidades de la sociedad abulense. Gracias a todos por acompañarnos y por sus comentarios llenos de emotividad y de sincero reconocimiento a lo que desde hace mucho tiempo venimos realizando aunque no fuera tan visible.
Señores, ser amigos de la Casa Grande de Martiherrero, es un orgullo, pero además ser su embajador es un provilegio que solo poseen algunos. De momento lo son cuatro personas y eso, yo creo que debe de imprimir caracter para el futuro.
lunes, 30 de noviembre de 2015
sábado, 28 de noviembre de 2015
Discurso del acto de Bankia de Doña Pura Alarcón
BUENOS DÍAS:
En
primer lugar permitanme saludar a D. David Menéndez, director de
Responsabilidad Social Corporativa, a D. Jaime Campos, director territorial de
Bankia Castilla y León, a D. José Manuel Espinosa, director de Coordinación de
Negocios y Relaciones Institucionales de Bankia, a Dª Dolores Ruiz Ayúcar,
presidenta de la
Fundación Caja de Ávila, y a Dª Laura Marcos, directora de la Fundación Caja
de Ávila.
Así
mismo saludamos a los directores de zona de Bankia y a los patronos de la Fundación Caja de
Ávila que nos acompañan.
Gracias
a todos por estar hoy aquí.
Hace
exactamente un año que nos reuníamos en este mismo lugar para llevar a cabo el
acto que magnifica a Bankia, por el carácter solidario que representa. Hablé
desde esta tribuna como representante de un entramado o colectivo social, que
nos dedicamos a las personas más vulnerables y que, además, creemos en la plena
inclusión.
Hoy,
de nuevo, me encuentro en la misma tribuna para representar los mismos
intereses pero, fundamentalmente, como representante de una entidad: el Centro
Santa Teresa de Martiherrero, La Casa Grande, que
este año ha cumplido 50 años dando servicio a las personas con capacidades
psíquicas diferentes.
Es
un honor para mí, como representante de la primera institución que ya hace más
de 50 años vio la necesidad y la obligación que había de atender a los que más
lo necesitaban, poder explicar qué papel desempeñó la actual Bankia en los
orígenes y posterior desarrollo del Centro de Educación Especial Santa Teresa
de Martiherrero.
Miren,
Señores y Señoras, la Casa
Grande nació desde el primer momento con un inmenso espíritu
de entrega y de servicio a los demás. Hubo tres personas: el sacerdote D.
Bernardo Herráez, D. Alfredo Abella y D. José Santacana que tenían mucha
grandeza de alma y mucha visión de futuro. Ellos tres, arropados siempre por el
Obispo de Ávila, D. Santos Moro Briz, levantaron lo que hoy llamaríamos un
emporio, pero no comercial ni económico, sino SOCIAL con mayúsculas.
Los
comienzos fueron muy duros, durísimos, estaban solos, los Servicios Sociales no
existían y, además, ni se les esperaba. Ávila era una ciudad y provincia muy
pequeña, con poquísimos recursos económicos y con grandes diferencias entre lo
rural y lo urbano. Ante este marco, Vds pueden imaginarse que en ese momento no
se hablaba de calidad humana, ni calidad de vida. Pero sí se hablaba de caridad
y generosidad, llevada a cabo primero por Cáritas Diocesanas de Ávila a nivel
general y, después, en lo que se refiere a discapacidad, por el Centro de
Educación Especial Santa Teresa de Martiherrero, la institución pionera en
Ávila y la provincia en dar respuesta a los marginados y olvidados. Es cierto
que, después, años más tarde, surgieron otras entidades para completar y especializar
el mapa social de Ávila.
Esta
era la situación que, con objetividad, acreditan los documentos y datos
históricos sobre la historia de la discapacidad en Ávila y su provincia.
Pues
bien, ante este panorama solo había una entidad que en ese tiempo pudiera
ayudar a solventar la economía de esta institución y no era otra que la Caja de Ávila. Esta, junto al
Obispado de Ávila, fueron los que más de cerca vivieron los desasosiegos y
desvelos del Centro de Martiherrero. La
Caja de Ávila ayudaba y, soy consciente de que esas ayudas
provenían de la decisión de una empresa de conceder beneficios sociales de
“arriba a abajo”.
Yo
no entro en si el modelo fue bueno o menos bueno, pero, señores, la historia es
esa y está muy ligada al origen y desarrollo del mundo empresarial de Ávila y,
por supuesto, fue en muchísimas ocasiones un gran refugio para el Centro Santa
Teresa. Puedo asegurar que fue un potencial extraordinario y lleno de
posibilidades para que nuestra institución se transformara y pudiera profesionalizarse.
Yo diría que ha sido un motor vital y emocional para muchos de los que estamos
aquí.
Pasaron
los años y siempre aparecía el término profesionalización muy relacionado e
íntimamente unido a los sellos de calidad. Daba igual el carácter que tuvieran
esas empresas; a las nuestras, las de carácter social, también les llegó el
turno, aún a sabiendas de que este nuevo planteamiento acarrearía, a veces,
nuevos costes económicos a la hora de implantar prácticas novedosas. Y ahí, de
nuevo, estaba Bankia, la empresa que puso en marcha un programa de acción
social muy innovador: la
Red Solidaria de empresa que se centra en las necesidades más
acuciantes: vivienda, empleo, nueva pobreza y discapacidad. Siempre se hace
fomentando la motivación y el compromiso con los proyectos locales. Es muy
significativo el plan a seguir para elegir los proyectos, puesto que sabemos
que la cuantía económica se vincula a los objetivos que consiguen los
trabajadores de una oficina y que son ellos mismos los que proponen el proyecto
solidario al que se destina la ayuda. Es por todos nosotros conocido que el 50
% de este programa ha recaído sobre el colectivo que hoy estamos aquí:
discapacidad.
Bankia,
en la actualidad, trata de tejer una malla de solidaridad horizontal, así los
propios empleados son los que gestionan todo, desde la propia idea a financiar
a la relación posterior con las causas con las que el banco colabora.
Yo
también, Sr Menéndez, le digo desde el corazón esa frase que sé que Vd ha
escuchado mucho: “Son el primer banco que vuelve a abrir las puertas”. Sí
quiero que sepa que para nosotros es muy gratificante que alguien proponga
nuestros proyectos a dirigentes que tienen en su mano el poder ayudar a
desarrollar proyectos que, en definitiva, dan calidad de vida.
Y
así, señores, vamos pasando los días y los años, hemos cambiado modelos de
gestión y todos caminamos con paso firme y seguro a pesar de la tan cacareada
crisis y de los contratiempos.
Gracias
por su implicación con este colectivo, por creer en sus capacidades y en su
buen hacer.
Bankia
quiere y necesita seguir ayudando a que los sueños de otros se hagan realidad.
Sr. Menéndez, continúe poniendo el alma y el corazón para que Bankia sea
humana. Eso dignifica al ser humano.
La Casa Grande continuará
creyendo en las posibilidades de sus chicos y en el gran potencial de
profesionales con los que cuenta para seguir consiguiendo lo que se propone,
como ha ocurrido este año cuando el Papa Francisco nos escribió y nos invitó a
su casa a conocerle. Les aseguro que hemos tocado el cielo con las manos.
Miren
Vds., todos nosotros somos un colectivo que primero trabajó para conseguir lo
necesario, después nos esforzamos para hacer lo posible y ahora soñamos con
poder llevar a cabo lo imposible. Esa es nuestra utopía.
¡Ojalá ese
sueño esté dentro de la red solidaria de su empresa, Sr. Menéndez!
Le
aseguro que las personas a las que representamos, se lo merecen. Pero también
les aseguro que Vds vivirán más en paz y sonreirán a la vida que tiene color
esperanza.
Gracias
viernes, 27 de noviembre de 2015
TELEAVILA nos recibió en su plató
Hemos salido en la tele en el magacín con Teresa Herráez y
la verdad es que ha sido fantástico. ¡Qué bien han estado Luisa Villarino y
David Mayoral!. Hace unos días nos llamaron para que acudiéramos a Televisión
Castilla y León, Canal 8 para explicar como va nuestro año, este año cargado de
actos y de emociones. Así que allí hemos estado los tres contestando a todas
las preguntas que nos han hecho.
Es impresionante ver con qué soltura hablan estos chicos de
su día a día, de sus emociones y de sus deseos. Saben controlar sus nervios y
su estado de inquietud ante las cámaras. Son auténticos como la vida misma y
por eso cuentan lo que sienten de verdad y lo hacen desde la positividad y con
muchas ganas de que se les reconozca cada paso que dan. Así que han sido unos
estupendos protagonistas y han contado el día a día de la Casa Grande desde su
óptica y con bastante detalle. A continuación Luisa ha contado la experiencia
de su encuentro con su Santidad el Papa Francisco y la verdad es que siempre
que lo cuenta me impresiona porque le sale de dentro y, además, porque se
corresponde con la actitud de como vivió ella esta experiencia.
En fin… hemos estado muy
cómodos allí con Teresa Herráez a la que desde aquí doy las gracias por
acordarse de la Casa Grande y abrirnos de nuevo la ventana de su magacín para
contar como están viviendo los chicos de la Casa Grande este año de
celebraciones y, también para hablar del futuro.
miércoles, 25 de noviembre de 2015
Embajadores Casa Grande
Alguien se preguntará que cómo se nos ocurrió esto de nombrar embajadores. Pues es muy sencillo...
La Casa Grande de Martiherrero es cierto que nunca ha sido demasiado conocida aunque siempre ha estado ahí, en el mismo sitio desde hace 50 años. Pero lo que si es verdad es que siempre ha habido personas que han sido incondicionales a esta Casa. Y lo han sido libremente y sin ataduras de nigún tipo. Lo han hecho porque sí, sin nada a cambio pero llevándose lo que más puede satisfacer a una persona: paz interior.
Hace 50 años que tres personas muy importantes para nosotros, D. Bernardo Herráez, D. Alfredo Abella y S. José Santacana, una vez que pusieron en funcionamiento el Centro de Educación Especial Santa Teresa de Martiherrero se convirtieron en nuestros mejores y primeros embajadores. Han sido el referente a seguir a la hora de crear esta figura tan emblemática. No fueron personas con intereses particulares a la hora de crear esta Institución. Simplemente fueron fieles a su compromiso de servir a los demás. Eran personas con una actitud seria ante la vida, capaces de realizar tareas que favorecieran a una colectividad a costa de su tiempo, esfuerzo, dedicación e incluso desvelos.
Fueron personas muy integras y muy coherentes, con profesiones de servicio a la sociedad y ajenas y sin ningún interés personal en lo relativo a la discapacidad psíquica, la que les hizo ver todo lo relacionado con este sector con mucha objetividad a la hora de focalizar determinados temas.
Pues bien, estas son las cualidades y el perfil que tiene que tener toda aquella persona que desde la Casa Grande de Martiherrero se proponga para llevar el título de embajador de esta Casa. Lo fundamental en el ser humano está en su interior, lo importante es lo que lleva por dentro, los valores intrínsecos, los verdaderamente valores del alma.
Comenzamos este proyecto con Carlos Sastre, Pilar Rodríguez, Gonzalo González de Vega y Mª Ángeles Ortega, cuatro personas que cumplen con los criterios exigidos y que sabemos que se van a sentir orgullosos de esta distinción que a partir del día 27 de Noviembre de 2015 tendrán para añadir a su gran currículum.
La Casa Grande de Martiherrero es cierto que nunca ha sido demasiado conocida aunque siempre ha estado ahí, en el mismo sitio desde hace 50 años. Pero lo que si es verdad es que siempre ha habido personas que han sido incondicionales a esta Casa. Y lo han sido libremente y sin ataduras de nigún tipo. Lo han hecho porque sí, sin nada a cambio pero llevándose lo que más puede satisfacer a una persona: paz interior.
Hace 50 años que tres personas muy importantes para nosotros, D. Bernardo Herráez, D. Alfredo Abella y S. José Santacana, una vez que pusieron en funcionamiento el Centro de Educación Especial Santa Teresa de Martiherrero se convirtieron en nuestros mejores y primeros embajadores. Han sido el referente a seguir a la hora de crear esta figura tan emblemática. No fueron personas con intereses particulares a la hora de crear esta Institución. Simplemente fueron fieles a su compromiso de servir a los demás. Eran personas con una actitud seria ante la vida, capaces de realizar tareas que favorecieran a una colectividad a costa de su tiempo, esfuerzo, dedicación e incluso desvelos.
Fueron personas muy integras y muy coherentes, con profesiones de servicio a la sociedad y ajenas y sin ningún interés personal en lo relativo a la discapacidad psíquica, la que les hizo ver todo lo relacionado con este sector con mucha objetividad a la hora de focalizar determinados temas.
Pues bien, estas son las cualidades y el perfil que tiene que tener toda aquella persona que desde la Casa Grande de Martiherrero se proponga para llevar el título de embajador de esta Casa. Lo fundamental en el ser humano está en su interior, lo importante es lo que lleva por dentro, los valores intrínsecos, los verdaderamente valores del alma.
Comenzamos este proyecto con Carlos Sastre, Pilar Rodríguez, Gonzalo González de Vega y Mª Ángeles Ortega, cuatro personas que cumplen con los criterios exigidos y que sabemos que se van a sentir orgullosos de esta distinción que a partir del día 27 de Noviembre de 2015 tendrán para añadir a su gran currículum.
martes, 24 de noviembre de 2015
RECONOCIMIENTO DE PROMECAL A LA CASA GRANDE DE MARTIHERRERO
Hay días en que te levantas pensando en todo lo que tienes
que hacer y te agobias solo por imaginarlo. Tienes todo más o menos encauzado y
piensas que organizándote, te dará tiempo a cumplir todo el plan a seguir. Eso
sí, tienes muy claro que será una jornada dura y tocará tomar decisiones
complicadas. No es un día especial porque de sobra sabemos que hay muchos días
así. Lo único que ocurre es que a veces el optimismo no está a tu lado y las
acciones negativas pesan más que las positivas.
Para algunos de nosotros hoy amaneció muy pronto, demasiado diría
yo, así que a las once de la mañana ya teníamos muchas tareas terminadas. Todo
se iba desarrollando según el plan trazado hasta que sonó el teléfono y al otro
lado una voz me comunicó una noticia que cambió radicalmente el planteamiento
de este día.
El grupo de comunicación Promecal al que pertenecen Diario
de Ávila, la 8 Ávila y Onda Cero Ávila para los Premios Promecal Ávila 2015 ha
determinado conceder a la Casa Grande de Martiherrero el premio Promecal 2015 a
la labor social. El acto de entrega de los cinco premios existentes se llevará
a cabo el día 3 de diciembre en el Lienzo Norte.
A continuación mantuvimos una conversación muy fluida y
cordial y, sobre todo, llena de agradecimientos y gratitud. Al finalizar la
llamada pensé mucho, muchísimo y, de repente, me di cuenta de que el ritmo del
día acababa de cambiar. Miles de ideas fluyeron por mi cabeza y muchísimos nombres
vinieron a mi memoria. Es un premio para todos los profesionales de esta Casa,
es un reconocimiento a una labor de entrega y esfuerzo durante 50 años, es la
certificación de que se va por el buen camino, es sentir la cercanía de la
sociedad abulense y, sobre todo, es hacer justicia a los que empezaron con las
únicas herramientas que la generosidad, la solidaridad y el compromiso de
servicio para con las personas mas débiles y vulnerables.
¡ va para todos ustedes, para todos los que creyeron durante
todos estos años, que eran necesarios en la vida de determinadas personas!.
Gracias Promecal por pensar en esta Casa Grande, a partir de
hoy seremos aún más fuertes. Está siendo
un año intenso en cuanto a actos y reconocimientos se refiere. Es cierto que el
tiempo pone a cada uno en su sitio y es más cierto aún, que cuando esto ocurre,
las personas se sienten reconfortadas y con mucha fuerza para seguir caminando
y así facilitar el camino hacia la justicia social y poder eliminar las
barreras psíquicas que impiden que un colectivo se sienta incluido en la
sociedad.
Y el día continuó….pero ya de otra forma. Hacía frío pero
los tibios rayos de sol fueron suficientes para ver luz y claridad y así poder
recuperar el optimismo que hace pensar que aún queda gente buena.
Felicidades a los profesionales, felicidades a las familias
y, sobre todo, FELICIDADES a vosotros, chicos de la Casa Grande. ¡El día ha merecido la pena!
sábado, 14 de noviembre de 2015
El Presidente de la Diputación visitó la Casa Grande y "se quedó"
El jueves 12 de noviembre amaneció un día bonito y muy luminoso, con una temperatura muy agradable. Es de esos días preciosos del otoño y que hacen que el recinto de esta Casa invite al paseo y hasta a pensar en nuevos proyectos. Los árboles presentan esos tonos ocres y marrones y el suelo amanece cubierto de hojas que crujen al pisarlas. Y entre tantos árboles y hojas caídas estaba el sol, iluminando todo el recinto de la Casa Grande.
A las 12.15 h llegó el Presidente de la Diputación de Ávila, D. Jesús Manuel Sánchez Cabrera, acompañado de su jefa de prensa, María, y del alcalde de Martiherrero, D. José Luis del Nogal.
Comenzamos la visita adentrándonos en el Centro de día, lugar en el que, en esas horas de la mañana, se encuentra la mayor actividad de la Casa Grande. Todos los chicos trabajando y realizando las actividades que tienen marcadas para reforzar sus habilidades y también para mejorar, o por lo menos no perder, su formación cultural y de la vida diaria.
Ciento treinta personas que, acompañados por sus monitores y técnicos, viven su día a día aprendiendo y marcándose nuevos retos y alguna que otra esperanza.
Y así los encontró usted, D. Jesús Manuel, y así le vieron y le conocieron ellos a usted.
Hay que decir que hubo empatía desde el primer momento, fue un trato más que cordial y amable. Yo diría que fue muy humano, cercano, sin etiquetas. Usted entró como Presidente de la Diputación de Ávila, esa institución a la que corresponde el gobierno y la administración autónoma de una provincia y la que gestiona los intereses económico-administrativos de la misma. Pero también tengo que decir que saliste de esta Casa como Jesús Manuel, sin más, pero también sin menos.
Fueron muchas horas de visita, ¡más de las programadas!. Por eso, GRACIAS. Fueron horas para ver como están los habitantes de esta Casa, de una Casa de la provincia de Ávila, de un pueblo, Martiherrero, que pertenece a la Diputación. Dio tiempo para, además de verles trabajar, observar también como viven en su casa, donde duermen, se alimentan y, sobre todo, tienen sus momentos de ocio y esparcimiento. Y también visitamos nuestro Centro Especial de Empleo, esa lavandería industrial, de iniciativa social, que hace que un grupo de personas desarrollen un trabajo cualificado y remunerado.
Estuvimos mucho tiempo juntos y de verdad que puedo decir que ví rostros y miradas que eran el espejo del alma.
Fue un día muy emotivo por los reconocimientos que se hicieron a determinados colectivos: a la Diócesis de Ávila como promotora de esta obra social y humana, al colectivo de profesionales que con el trabajo que llevan a cabo día a día, consiguen muchas sonrisas, mucho bienestar y también proyectar esperanza; y a los chicos, porque, de nuevo, y en poco tiempo, alguien importante les volvió a tratar de tú a tú, sin etiquetas ni estereotipos. Por eso, cuando al cabo de unas horas volvieron a ver en los jardines de la Casa a este señor grande y con rostro bonachón, se acercaron a él sin ningún tipo de protocolo, aunque con mucha educación y, sobre todo, con cercanía y muchísimo cariño y llamándole por su nombre, Jesús Manuel, se abrazaron y hasta contaron sus anécdotas y sus vivencias.
Estos chicos son muy listos y puedo asegurar que saben muy bien a quien tienen que querer y a quien consideran amigo. No se lo marca nadie, lo intuyen desde dentro por lo que ven con los ojos del alma, aunque no vean físicamente.
¡Qué día más auténtico y entrañable!
Gracias por unas declaraciones hechas con mucho sentimiento y desde el corazón. Gracias por esa fuerza que convence y que transmite para seguir creyendo en las buenas causas y en los sueños incumplidos y, GRACIAS, por habernos encontrado con un hombre que cree en el arte de la política, en la vocación de servicio y por hacer sabido, en esta Casa, deshacerse de ataduras y de prejuicios y asó pasar de ser el Excelentísimo Sr. Presidente de la Diputación de Ávila, que llegó a conocernos, a ser Jesús Manuel Sánchez Cabrera, el señor de Padiernos, muy conocedor de todos los pueblos de estos chicos por proximidad, incluso vecino y amigo de muchos de los trabajadores... y que decidió quedarse para siempre como amigo de esta Casa pero, sobre todo, de sus moradores.
Los chicos vivieron una eperiencia nueva con su visita, pero estoy segura de que usted también sintió sensaciones extraordinarias y difíciles de olvidar.
¡Esa es la magia de la vida señor Presidente y esa es la realidad de los seres humanos Jesús Manuel!
¡Buena suerte y hasta siempre!
martes, 10 de noviembre de 2015
CLAUSURA DEL CICLO: “Cambia la mirada”
Hace ocho meses que inauguramos estas conferencias llenos de
esperanza y de incertidumbre, sólo ha habido que dejar pasar el tiempo para
observar que las expectativas eran grandes y que los resultados son y van a ser espectaculares. Este viernes
pasado se llenó el auditorio del Palacio de los Serranos, la convocatoria era, como
poco, atractiva por su originalidad, con un título que llamaba la atención,
pudiendo despertar interés entre las personas. Además convocaban tres ponentes
ya conocidos a lo largo de estos meses por todos nosotros.
Hace un tiempo pensamos que el
cierre de este acto lo tenía que hacer alguien con desconocimiento sobre lo que
es la Casa Grande, pero con conocimiento de cómo son las personas con capacidades
diferentes. Tenía que ser alguien joven, que observe el futuro con otra mirada,
con frescura y optimismo. Hace meses la apertura de estas conferencias la
realizó nuestra querida María Ángeles Ortega, gran conocedora de la trayectoria
de la Casa Grande de Martiherrero y, lo hizo con una mirada serena y desde
dentro hacia afuera. El viernes pasado este acto lo clausuró D. Jesús Manuel
Sánchez Cabrera, que para nosotros representaba el perfil que teníamos trazado.
Y lo hizo desde el compromiso que tiene para con este colectivo como Presidente
de la Diputación de Ávila y como representante de una institución que tiene que
velar por los habitantes de los pueblos de esta provincia. Habló de las
personas con capacidades diferentes, de todas y, de un futuro para todos. Lo
hizo con una mirada llena de esperanza y sin connotaciones mediáticas. Desde
aquí , gracias por acudir a nuestra llamada aún sin conocernos, gracias por su
actitud cercana y por su compromiso hacia la plena inclusión.
Gracias también a D. José Luis
del Nogal, alcalde del Ayuntamiento de Martiherrero, nuestro alcalde y que
siempre está a nuestro lado. Gracias a Dña Patricia Rodríguez, teniente alcalde de
Servicios Sociales del Ayuntamiento de Ávila, por querer estar con nosotros en
este acto. Gracias a D. Ángel Muñoz, Gerente Territorial de Servicios Sociales
de la Junta de Castilla y León, por querer participar en esta jornada y por sus
palabras siempre positivas y afectuosas para con esta Casa. Gracias a D. Luis
Sánchez, vicepresidente de la Fundación Caja de Ávila por acompañarnos como ha
hecho en otras muchas ocasiones importantes para esta institución. Y, sobre
todo, nuestro más profundo agradecimiento a la Fundación Caja de Ávila, a Bankia y a la UNED, porque sin ellos estas
maravillosas jornadas nunca habría sido posible realizarlas.
Después de las presentaciones y
de las palabras dedicadas a esta jornada, comenzaron las ponencias y volvimos a
escuchar reflexiones sobre la asertividad y la autoestima, de estrategias y
habilidades desde un punto de vista positivo. También se habló de la normalidad
de la vida y de cómo hay que afrontarla
cuando el guion ya no está escrito y lo tenemos que escribir nosotros mismos.
En definitiva, de cuando en lugar de viajar a Holanda, como la inmensa mayoría,
nuestro destino cambia y viajamos a Italia y, además sin saberlo y de forma
imprevista. Finalizó la primera parte hablando de Psicología positiva junto con los objetivos que persigue esta
materia: ser mejor persona, ayudar a que otros sonrían y también a estar en paz
con el pasado para no tener miedo al futuro. A continuación comenzó la segunda
parte de esta jornada con un tema totalmente innovador y que crea expectativas
muy novedosas: coaching social, que no deja de ser un tipo de intervención
orientada al desarrollo de la autonomía, la conciencia y la responsabilidad de
las personas en el proceso de
construcción de una vida vivida con bienestar y positividad. Se trata de
extraer lo mejor de uno mismo, aumentar la autoestima y saber utilizar las
fortalezas que tenemos en la búsqueda de objetivos.
El desarrollo de esta técnica
resultó muy positivo, se vivieron situaciones cuanto menos novedosas y, sobre
todo, se demostró que el camino iniciado por la Casa Grande de Martiherrero va
por la línea correcta. El cambio empezó hace mucho tiempo, las ideas están muy
claras y ahora se están consolidando. Hace tiempo que la Casa Grande comenzó
haciendo lo necesario, después a través de las herramientas y de sus
fortalezas, continuó haciendo lo que era posible y casi sin darnos cuenta, nos encontramos
haciendo lo imposible: cambiar la mirada hacia una nueva forma de ver a las
personas con capacidades diferentes, que en definitiva, no deja de ser lo mismo
que la búsqueda de la plena inclusión para individuos capaces de escribir su
propia historia en primera persona.
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