Como todos sabemos, los actores siempre dependen de otras
personas para poder hacer bien su trabajo. Necesitan en primer lugar de un
autor teatral o dramaturgo y en segundo
lugar de un director que consiga sacar lo mejor de cada actor.
Vosotros los
directores, no sólo estáis obligados a conseguir un buen resultado final
en la obra, sino que además tenéis la enorme
responsabilidad de saber transmitir los valores que el teatro tiene,
valores que por otra parte, nada tienen que ver con los que se ensalzan en
nuestra sociedad actual. No olvidéis que vosotros sois el espejo en el que cada
día se miran vuestros chicos y todo aquello que digáis o hagáis, quedará para
siempre grabado en sus retinas.
En los tiempos que nos está tocando vivir, no es muy común
que gente joven se dedique al mundo de las artes, son más comunes otro tipo de
actividades, que a mi juicio, poco tienen de instructivas y que lo único que
hacen, es adormecer el espíritu crítico y emprendedor que nunca deberíais de
perder.
Vuestro amor por el teatro os hace ser personas muy
especiales, sólo vosotros sabéis lo sacrificado que es este arte, ¿Cuántas
veces habéis dicho a vuestros amigos que no podéis quedar porque tenéis ensayo? Seguro que muchas.
Y seguro que muchas veces vuestros amigos tampoco lo han entendido. Esto sólo
lo entienden aquellos que de verdad aman el teatro.
Hemos visto todas y cada una de vuestras obras en las que
podemos asegurar, habéis dado lo mejor de vosotros mismos, hemos vibrado y
disfrutado con todas ellas, por ello os animo a que sigáis así, que nunca
cambiéis y que siempre os acordéis que una vez actuasteis aquí, en La Casa
Grande, donde sus chicos os acogieron con los brazos abiertos.